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Personajes de Disfrazados por el Amor

lunes, 18 de enero de 2010

Capitulo II "Desición"

Salí de la tina un poco mareada, ya había tenido mucha relajación por el día de hoy; me puse la bata y una toalla en el cabello. Volví a mi habitación, me puse el pijama y me sequé pacientemente el cabello con el secador, lo hice en unos minutos y cuando terminé no me apetecía cenar, así que simplemente me acosté para dormir, esperando que mi subconsciente guardara ese doloroso pero dulce recuerdo.
A la mañana siguiente el despertador sonó -como de costumbre- a las 8 a.m, lo apagué y busqué en el armario algo para usar; elegí una remera deportiva blanca con el simbolo de Nike en color negro y sin mangas, una calza 3/4 negra y mis Nike blancas. Fui al baño y me dejé el cabello suelto, me cepillé los dientes, me lavé la cara y fui a desayunar. Busqué un tazón y puse yogurth y cereales -el yogurth en realidad no me gustaba, pero dado a que hoy debía dar clases era lo mejor que podía desayunar-. Lavé el tazón, la cuchara, tomé mi mochila y llave que estaban en el suelo y salí del departamento. Estaba de un humor increible -algo raro en mi- así que decidí bajar las escaleras en lugar de usar el ascensor. Las personas de los pisos más bajos me miraban sorprendidos de que alguien del 9no piso usara las escaleras, lamentaba decepcionarlos, pero yo no seguía exactamente los estándares de las personas normales. No me importó sus miradas en mí, de hecho, me gustaba, yo adoraba la atención -de acuerdo, yo era demasiado vanidosa, pero no necesariamente tenía que vivir con la atención. No era para tanto-.
Llegué a la planta baja y como siempre, allí estaba el Sr. Gesfil detrás de la recepción. Me dirigí a él para ver si me había llegado una carta, aunque no era probable.
-Buenos días Sr. Gesfil -dijé cuando estuve cerca de él.
-Oh, buenos días Tiffany, como te esta llendo hoy?
-Nada mal, pero espero que no haga tanto calor como ayer. Que me dice de su día?
-Atareado, muchos chicos y familias entrando y saliendo. Como hoy es el último día de vacaciones todos ya comienzan a irse.
-Si, tiene razón.
-Y tu te quedas o irás a ver a tus padres?
-La verdad no lo se, preferiría quedarme pero...deben estar preocupados
-Por que deberían? Eres una chica muy responsable para tu edad.
-Eso creo, pero ellos no sabes que yo estoy aquí.
-A no? -preguntó calmadamente.
-Verá ud. -le dije mientras me acomodaba en una silla alta para estar a su altura y contarle parte de la historia- yo estudiaba en un colegio en New York, pero ese colegio no esta hecho para mi, por lo que tuve unas discusiones y cuando terminé 9no año* me vine a L.A
-Y qué pasó con 1er año?
-Lo cursé aquí, me fue muy bien de hecho, pero nose...siento que debo volver, no por mis padres, sino por mis hermanos. Como mis padres siempre estaban trabajando ellos eran los que se encargaban de mi.
-Y también por mis amigos y el chico del baile -Agregué en mi mente.
-Ya veo. Pues, en mi opinión deberías regresar, como dijiste por tus hermanos.
-Si, tiene toda la razón. Estoy segura que debo volver. Despues de todo, las cosas no suceden porque si.
-Así es -dijo dándome la razón.
-Gracias por escucharme Sr. Gesfil me ayudó mucho -dije mientras bajaba de la silla.
-No hay problema Tiffany, que tengas un buen día.
-Usted también.
Le salude con la mano mientras salía por las puertas dobles hacía el caluroso exterior. Mientras caminaba pensé en lo que me había dicho el Sr. Gesfil, yo quería volver, pero si volvía debía obedecer las tontas reglas de mis padres, debería volver a Sineley, y yo no quería hacerlo. Pero por el otro lado, yo quería ver a mis hermanos, a mis amigos, y también...quería volver a verlo a él. Recapacité todo dos veces más, hasta que me decidí. Volvería a New York. Ahora, con más ánimo que antes, caminé hacia el estudio de danzas donde daba clases tres días a la semana, me pagaban bastante bien, con lo que pude alquilar el departamento. Di la clase de siempre a mis alumnos, me divertía bailando con ellos, y puedo decir que ellos también se divertían, durante todo el año nos habíamos hecho muy buenos amigos, y lo extrañaría. Terminé las clases y fui a hablar con Josephine -la directora- para informarle que renunciaba y que volvía a mi ciudad, con la excusa de que ya no había tantos alumnos por lo que las clases comenzaban y que mi familia me había pedido que vuelva. Ella me dijo que no había problema, que podía volver cuando quisiera y siempre me recibirían con las puertas abiertas; me pagó el cheque deseé mes aunque yo le dije que no era necesario, y me deseó suerte. A medida que pasaba el día me sentía mejor y mejor, así que me de con el gusto de romper mi estricta dieta de bailarina y comprarme un delicioso helado de dulce de leche con nuez.
Volví al hotel en un taxi -mi ánimo podía estar exelente, pero mis energías ya se estaban agotando como para volver a las 6 p.m caminando- está vez había un poco menos de movimiento. Subí a mi piso, esta vez en el ascensor. Cuando llegué vi a mis vecinos salir de su departamento con sus valijas, los hijos más pequeños fueron a abrazarme y me dijeron adiós, todos ellos habían sido muy amables conmigo durante su estadía aquí, y les dije adiós con mucho cariño y cierta tristeza. Entré a mi departamento, solo como siempre, aunque eso no molestaba. Me saqué la ropa sudada y la puse a lavar. Busqué un vestido sencillo en mi armario y comencé las tareas. Planché la ropa arrugada que había quedado en la mochila el día anterior y la guardé junto con la otra ropa. Mientras lo demás se lavaba y secaba yo me dispuse a guardar todo en las valijas, las saqué de debajo de mi cama y comencé a acomodar: en la primera guardé toda la ropa -dejando espacio para lo que tenía que terminar de lavarse-; en la segunda mis zapatos, sandalias y zapatillas; en la tercera mis accesorios y perfumes; y en la última la poco utilería de la cocina y mi habitación. Todo entró perfectamente. Planché las últimas prendas y dejé colgadas para usarlas el día siguiente.
Para cuando terminé ya eran las 9 p.m, así que decidí llamar a la persona con la cual no había hablado durante un año. Marque el número que solo lo había guardado para una emergencia y que ya casi no recordaba. Sonó dos veces y la voz familiar contestó del otro lado con aires de grandeza
-Taylor Delimit ¿En que puedo ayudarle?
-En nada por ahora, estoy bien -le contesté fríamente. Hubo un silencio que se apoderó de la otra línea.
-Tiffany, ¿eres tu?-La que viste y calza -una frase típica de mi que me había enseñado mi tía- ¿Como estas?
-Bien pero... ¿Cómo estas tu? Hace años que no sabemos nada de ti -dijo con cierto matiz de enojo, preocupación y ¿alegría?
-Solo fue año Taylor -me desde los 14 me había acostumbrado a llamarlo por su nombre- y además les envié cartas todos los meses hasta éste último.
-Como podíamos saber que eras tu? -dijo con ironía- USA esa muy grande y la Compañía muy conocida -había acertado-
-De acuerdo, te doy la razón en eso. Pero no es por eso que te llamo.
-¿Donde estás? ¿Necesitas dinero? -Me interrumpió. Odiaba cuando me hacían eso.
-No importa donde estoy, y tampoco necesito tu dinero. Solo llamaba para decirte que mañana volveré a New York, ¿siguen viviendo en la 5ta Avenida?
-Si pero... -no dejé que terminara.
-perfecto. Entonces mañana estaré allí. Es un vuelo sin escalas así que llegaré posiblemente a las...8 a.m o un poco más. Adiós.
Y luego de la despedida, corté. No quería más preguntas ni hablar con el.


*9no año: Como nose la forma que cursan los estudiantes en USA puse como los clasifican aquí en Argentina.


Autora: Prii.- (Abril)

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